Debido al alto grado de amenaza que las poblaciones del tapir Centroamericano están experimentando, es urgente contar con información detallada sobre sus tamaños poblacionales, sus patrones de actividad y el uso que hace de los distintos hábitats. Esta información es esencial para determinar con precisión el estado de conservación de sus poblaciones y proponer estrategias coherentes de conservación y manejo. Sin embargo, a pesar de su gran talla corporal, hay varios factores que hacen muy difícil estudiar al tapir en su hábitat natural. Las principales limitantes para su estudio son: a) las bajas densidades que sus poblaciones presentan de manera natural, b) su comportamiento evasivo y c) su presencia restringida a zonas remotas y de difícil acceso.
Modelo de foto-trampa usada para este estudio |
Los estudios sobre el tapir Centroamericano han descansado principalmente en el uso de tres técnicas de muestreo. La primera es el registro directo de individuos a lo largo de transectos pre-establecidos o de los signos indirectos de su presencia (excretas o huellas). Un segundo método que se ha utilizado en menor medida y principalmente para estudiar los patrones de movimiento y uso de hábitat es la telemetría. Un tercer método de aplicación más reciente es el basado en el uso de foto-trampas. Estos tres métodos presentan tanto ventajas como desventajas en términos de la información que son capaces de generar y el costo económico y en términos de recursos humanos que su aplicación requiere. Por ejemplo, el método del registro directo de la fauna se dificulta en el caso del tapir por las bajas probabilidades de que generalmente existe de observar a estos animales. Por otro lado, el registro de signos indirectos de la presencia del tapir es un método muy útil para determinar la presencia de la especie y tener una primera aproximación del uso que hace de distintos hábitats. Sin embargo, este método tiene entre sus limitantes un alto grado de incertidumbre asociado ya que es difícil tener la certeza de que distintos registros (por ejemplo, huellas) pertenecen a distintos individuos. Por su parte la telemetría si bien produce información sumamente valiosa tiene la limitante que puede resultar bastante costosa y requiere de la capacidad de manipular a los organismos. Finalmente, el foto-trampeo produce evidencia inequívoca de la presencia de la especie y puede, en cierto grado, ayudar a la identificación de distintos individuos y a la descripción de sus patrones de uso de hábitat. Las foto-trampas sin embargo, pueden ser costosas y sujetas a ser robadas. Un limitante adicional es que el uso de foto-trampeo para estimar la abundancia de una especie, descansa en el supuesto que el número de fotos registradas es un reflejo de la abundancia de la especie. Sin embargo, el número de fotos registradas puede ser función tanto del número de individuos presentes como de la probabilidad de detectarlos. De esta manera, variaciones en la probabilidad de detección pueden generar por sí mismas contrastes en el número de fotos registradas.
fórmula propuesta por Rowcliffe y colaboradores (2008) |
Nuestra intención es poder llegar a definir protocolos de monitoreo efectivos para las poblaciones de especies como el tapir Centroamericano que puedan ser utilizados para evaluar de manera confiable y periódica su estado de conservación.
Diseño del foto-trampeo
Durante los días 15, 16 y 17 de diciembre de 2010 en la zona núcleo I (ZN-I) de la RBET se establecieron 25 estaciones de monitoreo. Cada estación constó con una foto-trampa digital (20 de la marca Bushnell modelo 119445 y 5 de la marca Cuddeback modelo CaptureIR) y la distancia mínima entre cada estación adyacente fue de aproximadamente 500 m. Dada lo abrupto del terreno se utilizaron los senderos Palo Gordo, Bandera y Costa como base para ubicar los sitios donde se colocaron las estaciones de monitoreo (Figura 4). Sin embargo, para evitar el registro repetitivo de un número reducido de individuos que pudieran estar haciendo un uso preferencial de los senderos, las estaciones de monitoreo fueron colocada a una distancia de 30 m perpendicularmente a cada lado del sendero. El lado del sendero donde se colocaron las estaciones de monitoreo fue decidido en función de la accesibilidad del terreno. De este modo, las estaciones de monitoreo quedaron distribuidas de la siguiente forma: sendero Palo gordo (estación: 1-11), sendero Bandera (estación: 12-17) y sendero Costa (estación: 18-25) (Figura 4). Las estaciones de monitoreo abarcaron un rango altitudinal de entre los 1,474 y los 2,291 m s.n.m. y pendientes de entre 3 y 50°.Figura 4. Localización de las 25 estaciones de monitoreo utilizadas en este estudio. |
Algunas imágenes de tapir centroamericano capturas mediante foto-trampeo en este estudio